Algunas veces he hablado en este blog sobre Benjamin Bloom y su taxonomía de objetivos de educación. Lo repetiremos una vez más, porque ya sabemos que las cosas que se repiten 100 veces se saben mejor, verdad? :-))))
Bloom fue un psicólogo y pedagogo americano que lideró un grupo de estudio de la universidad de Chicago hace casi cuarenta años, en el que investigaron sobre los objetivos a conseguir en el proceso educativo.
Me resulta curioso que, habiendo estudiado Magisterio en la universidad a inicios de los 90, nunca me mencionaron tal cosa, bueno, ni esta ni prácticamente cualquier otro estudio sobre el tema de aprendizaje. Aunque eso es materia para otra entrada.
La cuestión es que dicha taxonomía, que venía a decir qué cuestiones deberían ser tratadas en la formación de las personas desde el punto de vista cognitivo, se ha venido usando de un tiempo a esta parte para adecuarla a los tiempos: bien porque se hace uso de ciertas tecnologías, como la web 2.0, pero sobretodo en el uso de los nuevos dispositivos digitales multitáctiles personales. Y recalco lo de personales… aunque parezca que la tendencia es a solicitar diferentes perfiles de usuario dentro de un mismo dispositivo.
En esta área de dispositivos que lidera el iPad, como ya podéis suponer si leéis algo de blog, permite alcanzar de un modo muy dinámico, transparente y enfocado al objetivo educativo .
Realmente podemos mejorar nuestra capacidad como docente haciendo uso de lo que nos dice la taxonomía de Bloom. Hay una diferencia entre memorizar (ese proceso que muchos docentes siguen creyendo como esencial) y las posibilidades que se nos abren al realizar otras acciones: Analizar, Aplicar, Presentar, Comprender, Recordar, Evaluar alrededor de la más importante, la que desarrolla nuestra imaginación y nuestra capacidad de generar respuestas plausibles y posibles a problemas y preguntas que podemos hacernos: nuestra CREATIVIDAD.