MENTALIDAD CREATIVA
&
MENTALIDAD CRÍTICA
La creatividad es una habilidad que, de un tiempo a estar parte, todo el mundo considera esencial para ser desarrollada dentro del mundo laboral pero también a nivel personal aunque, por desgracia, su importancia en la educación sigue siendo subestimada. En un momento histórico en el que el acceso a la información es ubicuo, la capacidad de crear y generar ideas de valor es lo que puede diferenciar a unas personas, grupos, instituciones o empresas… de otras. Por ello, esta ”soft skill” o habilidad relacionada con la personalidad, habilidad transversal o blanda… o como la queráis llamar debe fomentarse desde la educación y por la educación.
Decía Sir Ken Robinson
Y como tal, podía y debería existir una alfabetización. Podríamos decir que es la capacidad del alumnado para utilizar SU imaginación y SU pensamiento crítico tanto individual como colectivo para resolver problemas que les planteamos y para crear soluciones nuevas y diferentes a dichos retos. Por desgracia, demasiadas personas asumen que la creatividad solo se aplica a las áreas artísticas (literatura, música, pintura) pero en realidad no es así. También la ciencia, la tecnología, las matemáticas, etc. beben de la creatividad y del pensamiento crítico. Sin ellos no podrían plantearse soluciones diferentes a un mismo problema.
En cierto modo la creatividad y el pensamiento crítico son dos caras de la misma moneda. Las personas creativas tienen la capacidad de encontrar y ofrecer soluciones diferentes a un mismo problema. Y el pensamiento crítico permite ver desde otro ángulo la realidad o el problema que se nos presenta. Ambas son necesarias para poder ”leer” el problema, la realidad, el reto y para poder ”ofrecer” una visión diferente.
Un aspecto importante de la creatividad es que permite desarrollar habilidades sociales y emocionales cuando se genera en círculos con otros iguales buscando una creatividad de equipo, colectiva. Bien usada en diferentes contextos, permite desarrollar una mayor autoestima y confianza en uno mismo, aumentando su auto-imagen y su seguridad para intentar abordar nuevos desafíos. Además, la creatividad puede ayudar al alumnado a desarrollar habilidades de comunicación y expresión de sus propias ideas.
Desarrollar el pensamiento crítico exige de un entorno que consideremos seguro
La creatividad exige de libertad para mostrar ideas diferentes, inusuales… locas
ShTEAM o STEAMh
A estas alturas debería resultar obvio que una de las formas -más que reconocida- de fomentar la creatividad es dar espacios y oportunidades en el aula para la inclusión de actividades creativas: escritura creativa, actividades artísticas, uso de la música, la pintura, la danza… con valor en si mismas. Pero también aportando situaciones en las que no se busca un dato concreto como resultado a un problema dentro de las áreas científicas, sino permitiendo la exploración de problemas y soluciones creativas.
Otra forma de integrar la creatividad en la educación es mediante el uso de tecnología. No de cualquier tecnología y no de cualquier forma. Podemos fomentar el uso de elementos digitales para crear y compartir ideas, para desarrollar proyectos que permitan formas de expresión y comunicación que utilicen diversos lenguajes: textual (por supuesto), musical, gráfico, audiovisual, etc. que de otro modo , sin ese aporte tecnológico, sería prácticamente imposible.
Beneficios
La integración de la creatividad en procesos de aprendizaje tiene muchos beneficios que deberíamos valorar, que es en realidad uno de los grandes problemas de su desarrollo en el aula y en los sistemas educativos. Por un lado porque no puede haber creatividad si no se fomenta la curiosidad y el pensamiento crítico. El fomento de ambos elementos generan mejoras en prácticamente cualquier disciplina. Y por otro, porque tanto la creatividad como el pensamiento crítico son, quizás más en estos tiempo, esenciales para ayudar a que las personas se desarrollen plenamente.
A nivel neurológico, se ha encontrado que la actividad en la corteza prefrontal y la corteza parietal están implicadas tanto en el pensamiento creativo como en el pensamiento crítico. Estas regiones del cerebro están relacionadas con la planificación, la memoria de trabajo, la atención y el razonamiento lógico, habilidades que son esenciales tanto para la generación de ideas creativas como para la evaluación crítica de esas ideas.
Además, la corteza temporal también está implicada en el pensamiento creativo, ya que está relacionada con la imaginación y la percepción visual. La corteza temporal ayuda a la mente a crear imágenes mentales y conceptos abstractos, lo que puede fomentar la creatividad.
CI ≠ Creatividad
No necesariamente es necesario tener un Cociente Intelectual (CI) alto para ser creativo. De hecho, hay evidencias científicas que sugieren que la creatividad puede ser independiente del CI.
A diferencia de las creencias de algunas personas, no existe ningún estudio científico que demuestre una correlación directa inequívoca entre el nivel alto de cociente intelectual y la creatividad. La creatividad es una habilidad compleja, y puede manifestarse de muchas maneras diferentes no limitándose a la generación de ideas. Por lo tanto, una persona puede ser muy creativa en un área específica, aunque su CI no sea particularmente alto.
A nivel neurológico, intervienen diferentes zonas del cerebro como el córtex prefrontal (funciones cognitivas como la memoria, atención, lenguaje y funciones ejecutivas) y la corteza parietal (representación mental del cerebro y comprensión), también están involucrados los lóbulos temporales que están relacionados con una mayor cantidad de respuestas diferentes que una persona puede aportar ante una situación concreta. También se tiene en cuenta el giro temporal superior izquierdo y el sistema límbico encargado de las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Como puedes ver… poder ser creativo implica utilizar muchas partes diferentes del cerebro.
Evidentemente, algunas habilidades cognitivas pueden ser útiles para el desarrollo de la creatividad, como la capacidad de pensar de manera abstracta o contar con una buena capacidad de memoria de trabajo pero, en si mismo, no es necesario tener un CI alto para ser creativo.
Por otro lado, la creatividad se ha relacionado con una mayor conectividad entre diferentes áreas del cerebro. Se ha encontrado, por ejemplo, que las personas creativas tienen una mayor conectividad entre las áreas asociadas con la atención focalizada y las áreas asociadas con la generación de ideas inusuales.
Es evidente que podemos encontrar personas creativas que cuentan con un alto CI, pero no todas las personas con un alto CI son necesariamente creativas y viceversa. Trasladando esto al aula, no es que tengamos que ”tirar de nuestro alumnado más brillante académicamente” porque en ellos se va a desarrollar procesos creativos más potentes. Esa mirada sesgada de que la creatividad perméa más en personas con una alto CI (aunque habría que hablar primero y muy a fondo de si unas altas calificaciones están relacionadas con un CI alto o están más ligadas a una mayor adaptación a ese sistema) no es adecuada.
Dinámicas de aula
Lo que sí sabemos es que la creatividad se puede mostrar de múltiples formas y todas ellas son valiosas. Desarrollar esta y el pensamiento crítico en nuestro alumnado nos permite abordar otras formas de expresión, de comunicación y de resolución de problemas dando valor a todas ellas. Pero, para ello, debemos salir de un pensamiento lineal en el que siempre evaluamos una única respuesta cómo válida. Ese es uno de los primeros y necesarios pasos: El cambio d eprisma en el feedback y su evaluación.
El segundo, presentar situaciones de aprendizaje en el que el talento de todos (no solamente la capacidad de memorizar o de comprender textos) sea valorada y se le otorgue espacio de crecimiento. Trasladando de nuevo esto al aula, es visualizar aquellas formas en las que nuestro alumando se muestra ”talentoso” dejándoles y ayudándoles a crecer y aquellas otras áreas en las que requieren de cierta ayuda. Dicho de otro modo, fomentar en el aula situaciones basada en dinámicas activas de aprendizaje y mostrar muchas formas alternativas de generar tanto los inputs, la comprensión de la información recibida, como la realización de acciones de aprendizaje por nuestro alumnado. (¿No es ese el principio fundamental del DUA?)
Y el tercero y último, valorar y evaluar (en el máximo y más amplio sentido de la palabra) todas las propuestas. Esto requiere cambiar la mentalidad docente de ”lo que está por venir”. En demasiadas ocasiones enseñamos para lo que viene después, para el curso siguiente, para la próxima etapa educativa… quizás es hora de cambiar la forma de ver estas aportaciones para dar cabida a una forma más amplia y rica de lo que significa enseñar.
Todo lo anterior demuestra que el desarrollo de ambos conceptos está íntimamente ligado a la potenciación de la ”mentalidad de crecimiento”, la cual aparece en contextos, situaciones y entornos donde hacemos sentir seguros a los participantes. Las propuestas creativas, por muy locas que puedan parecer, exigen de una situación donde las personas puedan sentirse a salvo de juicios a sus ideas. Además, las propuestas de pensamiento crítico precisan de entornos donde se favorece el discurso socrático, las conclusiones alternativas, las propuestas de pensamiento lateral y el desarrollo de estrategias que favorezcan las «buenas preguntas”… solo dando espacio a contestar a estas con ideas diferentes podremos intentar desarrollar un pensamiento crítico y creativo verdadero.
