…pero puedo descubrirlo en menos de 30” (confirmado!).
Y esto viene a colación por la respuesta mediática al programa realizado por la Comunidad de Madrid, debido a las pruebas de acceso a la función pública para docentes de primaria por dicha comunidad autónoma.
Si queréis ver las pruebas realizadas podéis hacer clic en este enlace.Por cierto, algunos de los mejores y más respetados docentes que conozco tampoco sabrían decir de memoria esas provincias solicitadas.
El caso es que, revisando la prueba, no puedo más que pensar en dos cuestiones.
a) Qué es lo que les importa a los que determinan cómo hay que educar.
De verdad tenemos claro para qué educamos? de verdad tenemos claro qué es lo que perseguimos en la educación? Y por lo tanto, tenemos claro qué es lo que debe hacer el docente? En qué debe ser muy bueno y qué tipo de inteligencias y competencias debe desarrollar?
Cuando uno revisa lo que aparece en las pruebas, podemos ver como la inteligencia basada en los procesos memorísticos, lo que vulgarmente se denomina “chapar” parece ser lo más importtante para dicha administración. Yo tampoco sé de memoria las provincias por las que pasa el Ebro… ni el Ebro ni casi ningún río. Pero sé como localizarlas tanto textual como visualmente utilizando diferentes recursos tecnológicos, en ese punto (y en otros que tienen que ver con la creación y emisión de mensajes en diferentes lenguajes) soy competente.
Y el resto de pruebas es de carácter similar. Cuestiones operativas (algo que si me parece bastante más grave, al no ser capaces de pasar de metros a Km o no conocer la correspondencia entre porcentaje, fracción y decimales) en las que el razonamiento lógico brilla por su ausencia. Una prueba que es 100% escrita, sin valorar cuestiones instrumentales de uso tecnológico que hoy en día son BÁ-SI-CAS. y tartas y tantas cosas que se ha quedado fuera de una prueba que, evidentemente, no define la calidad del docente ni mucho menos sus conocimientos para saber enseñar, ni enseñar de la forma tradicional ni mucho menos de la forma que se espera en un docente del siglo XXI, algo que den en evidencia a la propia administración que ha determinado esta prueba.
Tengo la lamentable sensación de que por mucho que cambien las leyes, por mucho que exprimamos la educación para quedarnos con lo importante, la gente de la parte superior de la pirámide de poder (como Lucía Figar), que nunca han tenido que trabajar para ganarse la vida y han pasado de la Universidad a la fundación del partido político y de ahí a puestos en sus diferentes gobiernos y que no tiene ni puñetera idea de Educación, tienen la osadía de decirnos qué es lo importante en ella.
Curiosamente cuando lo que se persigue es justamente hacer pesonas competentes, personas que aprendan a aprender, les pedimos a los maestros que digan de memoria por donde pasa un río o los nombres de ciertas personas. Es decir, la memoria es prácticamente lo único importante, no? Cuando vivimos en un momento histórico en el que el uso de la tecnología nos permite acceder a contenidos, recursos y conocimientos de una forma casi inmediata y utilizando diversos medios desarrollando las capacidades y las diversas inteligencias, podemos localizar esas “tan necesitadas dosis de sabiduría” (como la provincias por las que pasa un río) en menos de lo que tarda una persona en escribirlas en papel. Y no digamos si usamos un smartphone.
Pero parece que eso no es lo importante. Dice mucho de cual es la óptica de la educación por parte de esa gente. Y evidencia una absoluta falta de criterio de lo que se debe buscar en un docente.
b) Qué escuela queremos.
Tampoco se nos puede escapar que la publicación y mediatización de estas pruebas, y sus resultados, tiene una doble lectura. No sólo se quiere atacar a los docentes, magnificando ciertos aspectos dando valor a ciertas cuestiones que muchos pensamos que no es lo importante.
También es una ataque a la escuela pública, de forma encubierta. Y ya han aparecido voces diciendo que ésa es “la razón por la que llevan a sus hijos a la escuela privada”. Pues miren señores, gente que no sabe esas “Tan esenciales cuestiones para la docencia” las hay en la privada y en la pública.
Pero para ciertos poderes públicos tan empeñados en destrozar la escuela pública y disminuir su peso en la educación, como ocurre en la comunidad de Madrid (y extendiéndose peligrosamente a lo largo de toda la geografía española) les ha venido como anillo al dedo. Y, curiosamente, la Comunidad de Madrid lleva tiempo intentando introducir a personas que realicen la funciones de docentes -ya lo hizo con los lectores de lengua inglesa en vez de docentes a “precio” mucho menor (lo único importante para ellos)-, con menos formación inicial y eliminando la formación continua en Madrid de forma alarmante y, no menos importante, más dóciles.
Cualquiera que sepa un poco de educación, evidentemente esta gente no, sabe que hay una relación directa entre la capacidad económica de un docente, su formación académica inicial y continua y su capacidad de transformar la educación.
Cada uno que saque sus conclusiones.
c) Pero también está la otra cara de la moneda.
No quiero dejar pasar este tema sin ver el otro lado de la moneda. Y es que no podemos tener un sistema que prime los años de antigüedad como moneda de cambio para mantener el puesto de trabajo, independientemente de su capacidad como docente. Vuelvo a reiterar que esa capacidad no es saber cosas de memoria.
Conozco a unas cuantas personas salidas de la Universidad que han accedido a las pruebas de acceso a la función pública y demostrado que están muy por encima de la gran mayoría de los interinos que acceden a la misma prueba pero se quedan fuera debido “a los puntos por antigüedad”. Debería hacernos pensar qué es lo que debería primar en el acceso a la función docente, si la capacidad de ser docente o el haber estado en la lista de interinos (poca gente se puede permitir entrar en una lista que te permita trabajar sólo unos pocos meses al año).