Vengo observando de un tiempo es ta parte una tendencia que no acabo de comprender y, como me pasa muchas veces, no estoy de acuerdo con ella.
Es con una palabra que veo ultimamente ligada a educación y es “replicable” y, cada vez que la oigo, me recuerda a los replicantes, empezando por mi querido Roy Batty, mi personaje preferido en la siempre increíble película de Blade Runner… pero aquí es otra cosa.
Bajo el epígrafe de “replicar” se esconde una forma de entender la educación que no comparto o que, creo, es algo anacrónica, pero sobre todo unidireccional.
Existe en estos momentos una tendencia por parte de algunas instituciones, muchas de ellas públicas, a “solicitar” (entiéndase solicitar como: se valorará mejor, se exige, se tiene en cuenta, se puntúa…) el uso de alguna herramienta que genere el contenido presentado a certamen que permita acceso a código fuente. En este caso el favorito es eXeLearning -es una idea que “a priori” pudiese entenderse como ligadas al movimiento de software libre, pero que en su esencia no lo está.
Ante esta situación, los docentes que quieran participar se tienen que plegar a estas exigencia, estén o no de acuerdo. Estas son las reglas y por mucho que objetes, propongas, alegues, la respuesta es “que si quieres arroz, catalina”.
No estoy en contra de este producto, me parece que cumple una función muy concreta de publicación en la red, permitiendo el acceso a un tipo de generación de contenido que, de otro modo, sería más difícil para muchos usuarios. Tampoco estoy en contra de su mejora, de hecho conozco alguna de las personas que están involucradas en él y es de merecer.
Pero es un tipo de software que considero anacrónico en su concepto. Proviene de la época en la que el ratón era el rey y la CPU su guarida, pero también proviene de la época en la que el docente era el súmmum de la información y el hacedor de contenidos.
En cuanto a la vertiente tecnológica, hoy en día están apareciendo otro tipo de elementos tecnológicos, que no son ahora más rápido o ahora más grande, es otro acercamiento completamente diferente que rompe con lo establecido, un acercamiento que se produce en lo que denomino tecnología transparente (término que debería haber registrado hace tiempo en Creative Cominos y que ahora veo por muchas partes:-))
Este tipo tecnología se caracteriza por ser invisible, extremadamente portable, en muchos casos personal (de propiedad y de utilización), tremendamente intuitivo, multilenguaje y con conectividad continua. Este tipo de dispositivos que comenzaron con los smartphone, siguiendo por los tablets y con los recién llegados a la fiesta de los famosos, los “smartwatches”, operan de forma radicalmente diferente, tanto en la comunicación con la interfaz como en su acercamiento a las aplicaciones.
En cuanto a la vertiente educativa, seguimos enrocados en ser los docentes el centro de atención en una especie ego que no nos permite abandonar el rol principal de la acción educativa. El acercamiento metodológico basado en dinámicas activas son elementos esenciales de las mal llamadas nuevas pedagogías, que no son tan nuevas en muchos casos pero si totalmente desconocidas por el profesorado (esta misma semana un tutor de formación llamó a las “dinámicas activas de aprendizaje” que yo le propuse como eje de aprendizaje para el profesorado como “discursos y palabras de adorno que se acostumbran a hacer en las conferencias”… sin palabras.
Lo curioso en cuanto al uso que se le está dando a eXeLearning no es tanto la cuestión técnica sino el concepto en si del elemento educativo. La máxima con su uso es permitir crear experiencias, secuencias didácticas, programaciones, contenidos… que sean “replicables”, como si una experiencia se pudiese cuadricular y meter en una caja que se abre a mil km en medio de una aula y hacer uso de ella, como una suerte de batería de jClic que muchos docentes hacían padecer a su alumnado bajo la idea de la clase de “informática”.
Acaso es más educativo generar experiencias replicables que la experiencia de generar códigos QR por parte del alumnado para la mejora de la oferta turística y de restauración de las tabernas en un proyecto de Design Thinking en su propio pueblo? Acaso es menos educativo y premiable una experiencia en la que se usa digital storytelling con Toontastic sobre iPads para tratar la segregación racial? Lo es acaso generando un vídeo interactivo con Touchcast para producir una serie de documentales sobre biodiversidad y cambio climático en un puerto de cualquier gran ciudad? Por qué deben ser menos premiables? porque no tenemos acceso al código fuente de las aplicaciones móviles, quizás porque no se puede encorsetar en una simple página de contenidos o es porque pretendemos hacernos creer que todo debe ser parametrizable y reubicable en otro lugar con el mismo efecto.
Ese es el problema del concepto arcaico de la educación y el uso tecnológico de nuevos dispositivos… deberíamos movernos hacia lo que permiten las nuevas metodologías y tecnologías y no atraer éstas hacia viejos planteamientos.
Corremos el riesgo de dejarnos ir y replicar las experiencias que se nos enlatan en vez de buscar las nuestras con nuestro alumnado en nuestro espacio de influencia… si caemos en ese vicio, entonces seremos replicantes.