Si os habéis dado cuenta, de un tiempo a esta parte la creatividad ha tomado un lugar casi omnipresente en la realidad educativa. Todo el mundo habla de ella (yo también), todo el mundo afirma lo necesaria que es y será en el futuro, todo el mundo quiere verla en el presente de nuestras aulas, todos opinan (mal) de la ausencia en el actual curriculum. Todo el mundo es consciente de que nuestro futuro se asienta cada vez menos sobre los conocimientos que se adquieren en la edad escolar y más sobre la creatividad, SEL, dinámicas activas de aprendizaje…
Como dice el especialista en pensamiento lateral, Edward de Bono:
La creatividad implica romper con patrones establecidos para mirar las cosas de otro modo.
Pero la realidad no es la que parece. La creatividad es muy querida y apreciada a nivel teórico, en el papel, en esa bruma que se diluye entre la última página del libro de texto y la primera del currículum de contenidos. Esa necesidad presentada en políticas cuando quieren vanagloriar pensamientos iedológicos al uso o presentarla grandilocuentemente como la base de nuestro futura mano de obra.
Pero, a la hora de la verdad, la maltratamos. En el fondo no creemos en ella, no la perseguimos ni la cuidamos y, cuando nadie nos mira, no salimos de la crítica fácil al llegar el momento de la evaluación.
No es simplemente cuestión de creer en ella. No intentamos que escriban mejor simplemente creyendo que la lectoescritura mejora el pensamiento complejo y el vocabulario.
No es simplemente cuestión de darle importancia. No intentamos que mejoren su pensamiento lógico-matemático mostrando lo importante que es para su inteligencia lógico-matemática.
Para creer en ella y darle la importancia que merece hay que hacer lo mismo que con el resto de elementos que creemos que deben existir en el aula: darle entidad, dotarla de cuerpo, de espacio y de valor. Pero para ello, a diferencia de las formaciones puntuales en las que el sistema no cree pero que con las que intenta quedar muy bien. ¿o no es eso lo que pasa con los simples cursos de coaching, inteligencias múltiples, mentorización, tecnología transparente, etc. etc.? realmente el sistema no se lo cree y genera mínimas oportundades de espacio pero no una manera sistemática de trabajo en el aula.
Lo mismo sucede con la creatividad…
(en azul los puntos a desarrollar para darle presencia en el sistema educativo)
- ¿Existen actividades formativas que tengan como centro la creatividad en la formación continua del profesorado? SI. ¿Tiene cuerpo, espacio y modos concretos de trabajo valorado? NO
- ¿Ha aparecido reflejada en las últimas leyes educativas? SI ¿Tiene espacio valioso dentro del espectro curricular? NO
- ¿Es un concepto que tenga que desenvolverse en los próximos años? SI ¿Existe un plan o planes de trabajo cirrucular, social y personal que tenga encuenta el desarrollo de la misma segun la inteligencia a desarrollar y los productos finales a crear? NO
- ¿Aparece reflejada en el curriculum de algún área artística? SI ¿Dichas áreas tienen presencia real y valiosa que se estén potenciando en nuestro sistema educativo (artes plásticas, auiovisuales, musicales, danza, teatro, cine, cómic, o lo que es lo mismo: el enfoque STEAM)? NO
- Existe una correlción entre la creatividad y el desarrollo de dinámicas activas de aprendizaje? SI ¿Se ha generado el espacio necesario para el trabajo mediante la asumión de riesgos, creación por error, aprendizaje basado en el diseño, rutinas de pansamiento? NO
Pues si creemos en ella, ya tenemos cinco puntos de partida… tan sencillo como eso.