Empecemos por el principio. Ningún partido político, ninguno, cederá a los centros educativos una total independencia en ciertas áreas clave como el curriculum, la inversión o los citerios de agrupamiento y personal.
Alguno arguyen que el currículo lo debe proporcionar la administración. Es cierto que gracias a la administración y la filosofía e que nadie debe quedar sin tener la oportunidad de ser educado se crearon escuelas y centros educativos que permitieron hacer llegar este servicio público al 100% de una población que hasta hace 3 décadas tenía analfabetos
¿Pero, y ahora? Supongo que bajo el principio de “todos deben aprender lo mismo”, que es la base de “todos deben pasar por los mismos exámenes”, dirán ellos que es la única forma que han encontrado para saber que “todos deben aprender lo mismo”.
La corriente neoliberal en EE.UU. que cobró protagonismo con el NCLB (No Child Left Behind= Que ningún niño quede atrás) de George Bush y que ha llevado el tema de los exámenes de alto riesgo a su máxima expresión es su máxima expresión es posiblemente la máxima representación de lo que aquí también se propone.
Algunos niños llegan a realizar cientos de este tipo de exámenes (que por algo lo llaman de alto riesgo) a los largo de su vida escolar. Es cierto que cada vez se escuchan más voces en contra, y ya no voces prestigiosas en el campo académico sino en el político, pero lo cierto es que están ahí como una forma de uniformidad, de criba, de selectismo mal entendido, el output sobre el imput.
No es la única razón por la que un centro no será nunca absolutamente independiente. El hecho de crear un proyecto de Centro que contenga cuestiones como la mezcla de edades, la modificación de criterios, de centros de interés, de currículo horizontal más que vertical, es un proyecto que chocará frontalmente con muchos y cariados muros, empezando por la inspección.
La autoproclamada independencia de los centros es actualmente una quimera. Actualmente hay un pequeño margen en el que los centros pueden realizar pequeñas modificaciones pero estas, aunque presentadas a nivel oficial como un avance, en la realidad, vienen a significar muy poco.
Por poner un ejemplo a nivel económico: un centro educativo no puede invertir bajo ningún concepto más del 10% de su presupuesto en material no fungible e inventariable. Esto es, si A cualquier centro se le ocurre proponer una inversión en tecnología educativa a media y gran escala, se va a encontrar con problemas muy serios a nivel administrativo y legal.
Pero estos pueden no ser ni siquiera comparables con pronóstico se puede encontrar un centro como se te ocurra realizar modificaciones en el ámbito curricular. Y es en este aspecto donde los centros deberían tener una mayor amplitud de movimientos.
La cacareada libertad curricular que se le otorga los centros no es tal. En estos momentos en los que los expertos en metodologías, en pedagogías, y hasta en recursos humanos a nivel empresa exigen de los actuales y futuros alumnos una serie de características como las Soft skills o habilidades transversales, una actitud crítica para con la información, un mayor desarrollo en el potencial creativo, una capacidad de resolver conflictos y de gestionar tiempo y emociones, no existe en el sistema educativo ni el menor resquicio para que se produzca una modificación curricular de envergadura y profundidad por parte de los centros educativos.
Y esto es así porque, aunque se quiera dar otra impresión, el hecho es que esto estaría contradiciendo con el propio elemento curricular vigente, en el que los estándares y las pruebas de alto riesgo son el mantra a salvaguardar.
¿Alguno de los que leen este blog cree que nos existe ningún problema si el centro decide mezclar edades en todas las etapas educativas?
¿Es posible que no hubiesen ningún problema si rehacemos nuestro curriculum y queremos que el ejercicio físico aeróbico (elemento que se ha comprobado como esencial para una mejora de la neuroplasticidad del cerebro y se produzca una mejora la memoria y en el pensamiento lógico) estuviese presente a lo largo de toda la semana académica?
¿Acaso pensamos que la administración se quedaría parada si consideramos que los elementos creativos y artísticos a todos los niveles (música, danza, teatro, artes plásticas, audiovisuales, etc.) estarán presentes en todos y cada uno de los días y com0 nexo central que une prácticamente a todas las actividades que realizamos a nivel curricular?
¿Es posible que los centros educativos realicen inversiones en tecnología e infraestructura sin que la administración actúe como único agente que determina y dirige hacia dónde, con qué tecnología y quién la recibe? ¿lo permitirían?
¿Dejarían las instituciones politicas educativas que desapareciesen asignaturas como matemáticas o ciencias de la naturaleza o física o química para pasar a crear una única área de conocimiento desde la que crear experiencias y proyectos de conocimiento?
En esta tesitura, resulta esencial exigir un grado de independencia mucho mayor si queremos que los centros sean unos a verdaderos agentes de cambio, de creación de experiencias de aprendizaje y con altas posibilidades de asumir riesgos.