Hace poco miraba mi timeline en Twitter, mi linea de tiempo que cada vez engorda más y más. Una de las personas que sigo y que se prodiga poco en twitter es Tumbukta, Miguel Ángel Murás Tak, un “must have” en la red, que dirían los americanos,
En uno de sus últimos tweets leídos, hablaba de un artículo donde se comentaban los 5 mitos sobre el emprendedor tecnológico. Me llamó la atención, ya que podríamos cambiar emprendedor tecnológico por emprendedor educativo y casi valdría para todos nosotros.
Vamos por partes:
El mito del emprendedor joven
Bien podríamos llevar la misma frase al mundo educativo. Lo decía hace tiempo (creo recordar) Jordi Adell: la media de edad de las personas que realizan “innovación educativa”, salvo casos raros que conozco, están por encima de los 40 años y más de una decena de años dedicados a la educación.
Así que algo pasa con la formación docente cuando una gran mayoría de la gente joven que entra en el mercado laboral de la docencia no tiene interés en modificar las dinámicas de trabajo a otras más arriesgadas, a otras que estén adaptadas al nuevo alumnado, a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades.
El mito del emprendedor sin formación
Volvemos a lo de antes. El futuro docente tiene que tener un gran bagaje en su formación inicial en la universidad. Pero también es cierto que no puede estar dependiendo permanentemente de esa misma formación. Cada uno tiene que construir su PLE ó PLN (Personal Learning Envrionment o Personal Learning Network) de forma continua, de calidad y novedosa.
Y con novedosa, me refiero a formación en nuevas dinámicas, en nuevos medios y en transformar la educación actual no para mañana sino para hoy.
La gente que realmente está creando diferencia en su quehacer diario con el alumnado es aquel que busca permanentemente la conexión con otros docentes, las redes no formales (Facebook, Twitter, Google+, Instagram…) y espacios de formación no formal (Grimm, EABE, AulaBlog, Novadors, PBLEsp…) y también formal, como no.
El mito del emprendedor primerizo
El docente que es innovador (una palabra que de tanto usarla empieza a no tener mucha validez) es el docente que tropieza una y otra vez en las piedras del trabajo diario. Hay que tropezar para saber donde están las piedras, hay que caerse para saber como levantarse y hay que equivocarse para poder acertar.
Esto, en la mayoría (no todos) de los jóvenes docentes (y los no tan jóvenes) pasa por utilizar las dinámicas clásicas del proceso de aprendizaje-enseñanza, desde los cuales se empieza a considerar otras formas de educar más amplias, más innovadoras y más creativas. Y es ahí cuando, después de realizar un proceso de autocrítica, algunas personas pasan al siguiente plano.
Y esto no es nada malo, lo malo es que lleva demasiado tiempo, y hay que acortar ese tiempo. Se caen demasiados por el camino… y todavía más se quedan fuera del cambio.
El mito del emprendedor sin recursos financieros
A ver. Es cierto, lo importante son las dinámicas, lo importante es la pedagogía, lo importante es el proceso, las emociones, las relaciones, es cierto. Pero hay muchas muchas cosas que para realizarlas hace falta dinero. Por lo que el emprendedor educativo necesita de financiación, y esa financiación debería venir por el apoyo directo a proyectos por parte de las instituciones, apoyo a las ideas, a los proyectos, a las personas que realmente están constituyendo una diferencia de modelo de educación, un modelo de futuro.
El mito de los hombres emprendedores
Bueno, eso en educación no sólo no es cierto, sino que lo vemos día a día. Las mujeres son mayoría en la educación, pero además son mucha más mayoría en las etapas bajas, en aquellas que yo creo que realmente están trabajando en vanguardia (educación infantil sobre todo) y en aquellas donde se produce más creatividad artística como plástica y música). Algo deberíamos aprender, ¿no?
El mito del capital riesgo esencial
Es cierto que es necesario tener cierto capital de dinero para realizar innovaciones a gran escala, pero no es menos cierto que esas ingentes inversiones de “escuela 2.0” como son los programas de 1×1 en miniportátiles no están trayendo grandes cambios sistémicos, porque los cambios piramidales desde la cúspide no son cambios permanentes en la base.
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