Leo, escucho y veo charlas TED desde hace ya mucho tiempo, desde que descubrí la de mítica charla de Ken Robinson. A partir de ahí muchas, muchas más.
Hoy os traigo una que seguramente ya conocéis, una que es perfecto ejemplo del movimiento STEM (perdón, debería ser STEAM, aunque a muchos la A de Arts les sobre, a muchos nos resulta imprescindible) y las mujeres, porque se evidencia que son unas áreas donde el género femenino parece tener ciertas dificultades para poder entrar.
Mujeres competentes en ciencia las hay y muchas pero quizás sea cierto que siguen existiendo, lamentablemente, resquicios de machismo en lugares relacionadas con el saber, lo cual no deja de sorprenderme.
Hannah Fry es una matemática que trabaja en el Centre for Advanced Spatial Analysis (CASA) de la University College London (UCL) junto a físicos, arquitectos, ingenieros… físicas, arquitectas, ingenieras… En su charla TED (bastante conocida, por cierto) en la que demuestra una soltura impecable, Hannah habla acerca de la relación entre matemáticas y el amor, o más bien la condiciones para conseguir una relación de amor. Parece una unión algo «rara» (weird, dirían lo americanos) pero tienen más sentido de lo que parece.