Pensar diferente no es pensar en cosas que no se nos ocurre a los demás. Pensar diferente es actuar diferente, es pensar en pros y contras, es intentarlo. Pensar diferente es no tener miedo al fracaso, aunque si respeto. Pensar diferente es tomar decisiones sobre nuestro propio fracaso y aprender de él.

Eso es pensar diferente.

¿Les enseñamos a los niños a pensar diferente? No, verdad? ¿Cómo van a ser capaces de hacerlo si en el error está nuestra cualificación? ¿Cómo van a aintentarlo si nuestro sistema se basa en perseguir, negativizar e incluso juzgar en base al error?

Qué distinto de aquellos que luego vanagloriamos como pensadores que cambian la sociedad, que se arriesgan.

Perseguimos ese stema educativo (o eso nos quieren hacer creer desde las instituciones) para poder tener mentes más abiertas, cuando en realidad les damos un errático margen de libertad y riesgo.

Mirad este vídeo en TED y pensemos diferente con nuestro alumnado.