Me siento en ocasiones como un friki o nerd educativotecnológico o un simple docente que trabaja en la dirección opuesta a la grandísima mayoría de las personas que ven la tecnología educativa de una manera decimonónica (a mi entender).
De vez en cuando ves que el camino se allana y aparecen proyectos interesantes que, por fin, parecen querer dar al docente la posibilidad de realizar los necesarios experimentos en el aula, esa investigación-acción tan promulgada por unos pocos y tan desconocida por la gran masa de docentes tan acostumbrados a seguir el paso a paso de los tutoriales o buscando su santo grial del libro de texto o de la aplicación que-te-lo-hace-todo y sólo debes corregir (quizás solo sirvan para eso) las pruebas.
Y cuando ves que comienzan a aparecer proyectos de este tipo, es cuando realmente te das cuenta de que nada ha cambiado. Falsas expectativas? falsa ilusión de cambio? falso objetivo y propósito?
No es muy difícil ver cómo está gestionando la administración la introducción de las nuevas tecnologías en tablets, está (como siempre) pensando con el bolsillo, pagando por lo barato… lo ridículamente barato, llegando a acuerdos con empresas simplemente por precio. Es más, llega a acuerdos con las firmas que ponen el dinero, independientemente de que sea una auténtica porquería lo que ofrecen o que el uso de su oferta no cambie en absoluto lo que se viene haciendo ¿verdad que os suena de antiguo? Y dejamos a empresas fuera porque no entran a hacer lo que la administración política quiere. Y se inventan estúpidas proclamas como la presentada por nuestro inefable ministro de educación como “mochila digital”.
Pero uno ya es perro viejo y ya se espera de la administración que haga su juego chapucero que pueda vender después en la prensa, como siempre.
Pero cuando ya vemos proyectos que no están ligados a estos parámetros, que pueden arriesgar proporcionando un entorno de aprendizaje diferente y en futuro y lo que ves es que se dedican a hacer lo mismo de siempre… a mantener el mismo control del docente, aspecto productivo y propósito educativo de los últimos 100 años en la educación, es que no ha entendido nada.
El proyecto del que habla en este artículo de El País: “El instituto en la tableta” demuestra bien a las claras el problema real que tenemos en España.
- El País necesita tener periodistas que traten el tema educativo desde un punto de vista arriesgado, sabiendo qué es lo que está pasando ahí´fuera y qué lineas son las estratégicas en el desarrollo de nuevas dinámicas de aprendizaje… y no es eso lo que reluce en este artículo.
- Desde luego la Fundación Albéniz puede estar contenta, porque si su intención es salir en la prensa, desde luego lo han conseguido. Pero si la idea es profundizar en un cambio tecnológico y metodológico, este proyecto de dicha fundación es un auténtico fracaso. Es increíble que, en los tiempos que corren, el “progreso” en tecnología educativa se basen usar unos tablets que lo que permiten es acceder al libro de texto y enviar los trabajos al profesor de turno. Triste… realmente triste.
- Y desde luego Samsung debe estar saltando de alegría porque, para una empresa que tiene una filosofía de mercado limitada a copiar de los demás y hacer productos más baratos para borrar a la competencia, que no aporta ningún tipo de calidad, no tiene ni idea de las lineas que han de ser desarrolladas en cuanto a la educación, que no pretende modificar las dinámicas metodológicas necesarias, y con el único objetivo de vender y vender, es un auténtico logro.
Lástima que las cosas funcionen así. Es una verdadera pena que los docentes estén desperdiciando esta enorme oportunidad de crear nuevas dinámicas, nuevos desarrollos de aprendizaje personal atándose de nuevo a los libros de texto en su nueva versión digital y realizando exactamente las mismas tareas en unos nuevos dispositivos que no aportan prácticamente nada… debería hacernos pensar.
Como os decía, uno ya es perro viejo y lamentablemente no me cae de sorpresa.