Paradoja
DEFINICIÓN
1. adj. desus. paradójico.
2. f. Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas.
3. f. Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera.
4. f. Ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Mira al avaro, en sus riquezas, pobre.
La primera vez que oí la palabra «paradoja» fue en el libro de Isaac Asimov «El fin de la Eternidad» cuando tenía 14 años, recomendable lectura para aquellos a los que nos gusta la Ciencia Ficción.
Desde entonces lo he estado oyendo en múltiples contextos. Y últimamente en la propia educación. Y es que resulta muy «paradójico» que la propia ley que persigue, y desde luego parte de la administración trabaja por ello, que las dinámicas activas de aprendizaje se instalen en nuestros centros, profesorado y modos de aprender y enseñar sea la misma ley que expone explícitamente que el examen es la manera «formal» de examinar en la etapa de la Educación Secundaria.
Se me ponen los pelos como escarpias al ver lo «paradójico» que resulta al leer en la propia ley que la búsqueda del talento de cada uno, de la potenciación de los puntos fuertes de nuestro alumnado, y a renglón seguido hablar de «competencias» solapadas con los «estándares» que, como bien dice el término, es para todos lo mismo y a la vez. Lo ridículo es ver ya las peticiones de porcentajes (PORCENTAJE!!) de criterios de evaluación de cada estándar ligado a cada competencia por TRIMESTRE. No es ridículo, es un insulto a lo que significa aprender.
Pero todavía me resulta mucho más «paradójico» que utilicemos la democracia y los mecanismos democráticos -bastante devaluados con la LOMCE al restar, por ejemplo, protagonismo al Consejo Escolar- para seguir desarrollando dinámicas de trabajo que caminan en sentido contrario a lo que marca la actual ley en cuanto a metodología.
Una ley en la que no aparece el término «libro de texto» pero si reiteradas veces a lo largo de su lectura podemos leer los términos «dinámicas activas del aprendizaje» y «aprendizaje basado en proyectos» (o ABP y PBL para el mundo anglosajón).
Curiosamente existe un documento en los centros educativos que se titula «Proyecto educativo de Centro» y que viene a ser una suerte de decisión democrática de los docentes en el que se designa, entre otras cosas, de qué manera entendemos que se enseña mejor… curioso que no empecemos por preguntarnos como «se aprende mejor» (por eso prefiero llamarlo proceso de aprendizaje-enseñanza y no al revés), para posteriormente generar nuestra reflexión filosófico-pedagógica sobre la que sustentar nuestra acción docente.
Y, hete aquí la gran paradoja que está sucediendo en algunos centros educativos, en los cuales se decide (muy democráticamente eso si) mantener un sistema de enseñanza basado en… lo que se siempre se ha hecho, utilizando… lo que siempre se ha utilizado y otorgando la importancia a… lo que siempre se ha evaluado.
Resumiendo: un sistema basado en los contenidos que utiliza el libro de texto y el examen memorístico para establecer quien pasa lo filtros… de aprender ya se hablará en otra ocasión. Y esa paradoja hace que las decisiones democráticas (de este tipo veo muchas por desgracia) consiga que los docentes que intentan cambiar, evolucionar, desarrollar e innovar el sistema educativo se encuentren solas y desamparadas, teniendo que seguir los dictámenes (o por lo menos teniendo que pelear, y muy muy duro, en su entorno educativo) de la mayoría que sigue anclado en una forma de enseñar que lleva sin cambiar muchos decenios.
Pero algo similar sucede en dirección opuesta.
E incluso así, en circunstancias donde los procesos democráticos dados en una comunidad educativa innovadora, pueden darse situaciones de «pensamiento único«, y los peligros que ellos encierra. Y es que se nos da muy mal recibir las críticas, de igual modo que se nos da muy mal generarlas de forma constructiva.
Y eso es una gran y triste… paradoja.