EL PENSAMIENTO CREATIVO
No se nace, se desarrolla
Mente abierta, juego, libertad, autonomía
espacio personal
tiempo sin presiones
Si trabajamos siempre esperando un tipo concreto de respuesta, o nos acercamos a un campo diferentes o no nos abrimos a lo inesperado, no podremos tener un pensamiento, o una solución o una forma de resultado diferente.
Una cuestión que debemos tener en cuenta y dejar el mito a un lado. La creatividad no es un talento innato per se, no es algo que “se tiene o no se tiene” aunque haya personas más predispuestas hacia una área u otra… para todas la creatividad se desarrolla, se aprende y se potencia, debemos crear procesos que permitan hacer florecer resultados, formas e ideas no concebidas con anterioridad.
Para esto ayuda mucho presentarse ante la tarea con la mente de un niño, con el propósito ode jugar, de ver oportunidades sin encorsetarse o cerrarse a soluciones concretas y previsibles.
Pero evidentemente podemos ser más “habilidoso” si intentamos contar con algunos de los siguientes ingredientes:
Estar de buen humor. Puede parecer una tontería pero el cerebro trabaja mucho mejor cuando estamos de buen humor, se generan más serotonina, nuestra droga natural de la felicidad, muy linda a procesos de aprendizaje positivos. Tanto neurológica como psicológicamente estamos más predispuestos a encontrar y, sobre todo, valorar lo diferente.
Tener espacio para uno mismo. Un espacio tranquilo, un lugar conectado con un momento que haga se convierta en un oasis. Un. Isacio donde podamos jugar sin ser cuestionados, lo que los americanos llaman “tinkering»
Ese tiempo para uno mismo debe ser un tiempo cíclico, no esporádico. Tiempos reiterativos en los que no podemos tener prisa por los resultados, por una respuesta rápida, estresante o agotadora. Al mismo tiempo, contar con momentos y situaciones de gran emisión de dopamina para que podamos relajarnos y hacer un feedback.
Un tiempo que debe contar con una duración y una calidad adecuadas. No podemos utilizar el tiempo en su mínima expresión ni intentar encontrar la solución rápida y conformista que obtenga una respuesta fácil a presentar. Es necesario jugar con ese espacio y tiempo para crear un clima para presentar soluciones con valor añadido.
Confianza en uno mismo. Conseguir pensamientos y acciones más creativas, tiene mucho que ver con nuestra autoestima, como observamos a los demás que opinan de nosotros, cómo actuamos ante la crítica externa y cómo dejamos que nuestra mente procrastine hacia esas situaciones para acaba coartándonoslo a nosotros mismos.
Conseguir un espacio, momento y actitud positiva además de hacerlo en solitario, es interesante jugar y reflexionar en equipo, en grupo donde nos sintamos afines a la situación, no con los mismos criterios sino más bien al contrario, pero con la misma idea de que potenciar la creatividad colectiva.
Es también esencial, y lo hemos dicho muchas veces, diseñar experiencias de aprendizaje ligado al error positivo. Positivizar el error solo ocurre cuando se generan situaciones de confianza para dar lugar a soluciones o propuestas ingeniosas y creativas.
Esta positivización del error es abrir la puerta a formas naturales de aprendizaje, la más importante a nivel humano es el ensayo-error, conectándolo con la perseverancia y esta, conectada con la visión desde el exterior, que permite crear un oasis y una confianza en nosotros y proyectarla en los demás.
Todos esos elementos pueden ser presentados tanto en nuestra vida personal, como en las facetas sociales y profesionales. Y si creemos que esto es bueno para nosotros, ¿por qué no intentar conseguir lo mismo para nuestro alumnado?