Cada vez es más evidente que las personas tenemos mucho potencial, tenemos características de diferentes inteligencias, o dicho de otro modo, nuestras capacidades no son sólo unidireccionales ni monotemáticas. Lo que eso evidencia es nuestra capacidad para realizar muchas cosas y hacerlas bien, la vida es diversa y la inteligencia, como dice, Ken Robinson, es «orgánica».
Esto choca frontalmente contra la forma sistémica de entender el aprendizaje. Eso a lo que obligamos a todo el alumnado a hacer desde la ESO: elegir asignaturas, elegir temáticas, elegir conocimientos. Y seguimos tropezando con la misma piedra una y otra vez, creyendo que tenemos que elegir entre opciones académicas para terminar lo que queremos ser en el futuro, como si supiésemos a ciencia cierta lo que queremos ser, o lo que queremos estudiar.
Yo mismo sigo dudando entre muchos elementos, al igual que he hecho durante mucha parte de mi vida. No sabía que quería estudiar cuando terminé bachillerato, ni que fuese magisterio lo que quería hacer, pero es que tampoco tuve nada claro como hacer mi labor durante muchos años… fueron muchas vivencias y muchos acontecimientos lo que han derivado en esta forma de ver la educación.
Y no soy el único. Este vídeo llegó a través del muro de mi amiga Andrea Giraldez en Facebook.
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