Me resulta muy triste ver como la formación de los docentes en los diferentes cursos ofertados por la administración se centra en el uso de la PDI y de los ultraportátiles de la escuela 2.0 y el Moodle. Realmente muy triste por muchos motivos:
- Sigue centrando el esfuerzo en mantener el rol del docente como súmmum del conocimiento que ‘debe’ explicar los contenidos a todo el alumnado al unísono de forma presencial.
- Hace uso de tecnología caduca, arcaica y trasnochada como los ultraportátiles en el que no existe otro tipo de alfabetización que no sea textual. De paso hace uso de la PDI, que no es más que la misma pizarra para hacer lo mismo pensando en la economía del docente… pero no es de economía de lo que deberíamos estar hablando.
- Se pone demasiado énfasis en crear aulas virtuales como las creadas con el software Moodle recreando las analógicas, cuando se está poniendo en evidencia que eso es exactamente uno de los errores del sistema. Replicamos el error analógico en vez de repensar el paradigma en el mundo digital.
- Seguimos haciendo excesivo uso del libro de texto en papel y de los recursos de contenido en vez de conseguir otro tipo de elementos de soporte, de consulta, de expansión… mucho más acorde con los tiempos y con la forma de acceder a la información.
- No existe diversidad tcnológica, nos basamos en falsas premisas de software propietario vs software libre, desviando el foco de atención del aprendizaje. Y lo que es peor, dejando al docente sin posibilidad de elección, sin capacidad de maniobra. “Lo que nos envíe el maná bueno será”.
- Hablamos de Finlandia y la ponemos como ejemplo, por sus resultados pero no nos adentramos en las cuestiones que hacen de su educación algo diferente, como la autonomía del docente en su labor diaria, como la diversidad tcnológica, la autonomía de centro, la financiación, el apoyo social a la educación…
Nos conformamos con que el profesorado simplemente entre en un entorno digital para confeccionar su programación o seleccionar un curso. Utilizamos la excusa del gasto que supone una u otra tecnología para hacer valer nuestro discurso e introducir cacharros de lamentable calidad: cada avión de combate que ‘se le cae’ al ejército nos cuesta más que toda la inversión tecnológica en educación del país durante varios años, o la cantidad de dinero destinada a Bankia es mayor que el presupuesto de la NASA. Pero no podemos poner iPads en las manos de las niñas y niños porque es muy caro. Es una falacia intencionada.
Como decimos en mi tierra, ponen antes el carro que las vacas. Y así hablamos de cacharreo y no de educación.
Por ello es interesante esta infografía del aula digital, de las posibilidades y oportunidades. Aunque sólo sea para hacernos pensar.
Infografía de 21st Century Fluency