A lo largo de estos últimos años y con la explosión de las apps, los dispositivos han pasado de tener aplicaciones de productividad a poder realizar cualquier tipo de tarea, cualquiera!
La mayoría de las personas sigue utilizando los dispositivos táctiles de la misma manera que venía utilizando el resto de su tecnología: para consumir contenido. Bien sea porque se descarga música o películas, accede al periódico o deja al pequeño viendo ClanTV en la pantalla.
Lo cierto es que tengo la sensación de que ese modo de utilización de tecnología no ha nacido con los dispositivos, pero sí que se ha hecho mucho más patente y visible. Ahora vemos a los pequeños en las cenas de restaurantes jugar a la tablet o el móvil o ver allí mismo los vídeos descargados mientras el resto de comensales hablan de sus cosas.
Es posible que este paisaje haya calado tan hondo que se perciba como el uso básico y esencial que debe cumplir la talet… y seguramente que los medios de comunicación (que no tienen porqué saber de esto) crean que a la tableta le falta algo para poder incluirla en el saco de «educativo». Ese algo, por supuesto, es una «app». Y creo que lo consideran así porque en su propia concepción de la tecnología, en especial, las tablets, la comunicación entre dispositivo y persona se realiza a través de una app que te ofrece todo lo necesario para realizar el proceso de aprendizaje, vivir dentro de ella y no hacer más que seguir las instrucciones para acceder a la siguiente fase y… aprender.
Bueno, es cierto que pueden existir apps que en su propia concepción permita a la persona aprender elementos nuevos. Es muy posible que cuando alguien usa «Minecraft Education Edition» esté adquiriendo habilidades concretas para desarrollar estructuras tridimensionales, desarrollando sus estructuras mentales de toma de decisiones o generando conexiones entre datos e informaciones que le permiten aprender nuevos contenidos. Y como éste, seguro que hay otros ejemplos.
Pero no puedo salir de mi asombro cuando leo titulares como este, en el que el hecho de usar una app del modo descrito, convierte al dispositivo en educativo. No, no es cierto! Primero porque existen otras múltiples formas de acceder a lo educativo, otras apps que generan oportunidades de aprender y otros modos de utilizarla.
La palabra «aprender» (como la palabra «educar«) es una palara que deberíamos usar con mucha más prudencia y no tan a la ligera.
Creo que aprender debe ser mucho más una experiencia individual y social. Creo que aprender con dispositivos y apps requiere de la interacción del entorno y de las personas. Creo que aprender pasa más por generar que por acceder, y creo que aprender implica mucho más que rellenar parcelas del cerebro con datos.
Es esa parte filosófica de cómo entendemos que podemos avanzar en el aprendizaje lo que hace que consideremos nuestras experiencias de aula como experiencias educativas. Y esas experiencias con tecnología se deben fundamentar en el abismo cognitivo, en la parte emocional, en la generación de productos y en la construcción con diferentes lenguajes. Eso es lo que convierte la tablet en educativa, porque el proceso de uso de la misma durante la generación de productos digitales en colaboración con otras niñas y niños crea experiencias de aprendizaje.
Utilizar Foldify para generar nuestro propios muñecos con los que generar historias en stopmotion tiene mimbres para poder construir una experiencia más educativa que el hecho de usar una app para aprender la tabla de multitiplicar… o puede quedarse en un simple juego.
Todo depende de lo que podamos construir con nuestro alumnado.