De un tiempo a esta parte hay ciertas cuestiones que parece que hay que incorporar a las aulas sin cuestionarse su validez.
Una de ellas es la PDI o Pizarra Digital Interactiva. Curiosamente a nadie le parece rara su incorporación, supongo que es porque estamos acostumbrados a ver un encerado en el aula y no nos entra en la cabeza que no exista uno o su actualizada versión.
Algunas empresas, técnicos y políticos se empeñan en vendernos la incorporación de la PDI como una revolución e innovación educativa.
Desde mi punto de vista no es más que una simple actualización de un dispositivo que llevaba demasiados años sin actualizarse. Curiosamente en las aulas no se ven las pizarras blancas de rotulador no permanente, seguimos mayoritariamente (y así lo prefieren muchos docentes) manteniendo las pizarras de tiza de toda la vida.
Es evidente que hay detrás de toda esta incorporación de la PDI un movimiento mercantil que ha calado muy bien entre los directivos con poder de decisión de compra. Estos directivos, políticos, asesores no se cuestionan otra formula de enseñar, es más… No se cuestionan la educación. Para ellos el problema educativo se basa en la actualización de máquinas anacrónicas y modificación de horarios, como si esas dos causas fuesen a cambiar el panorama actual y las consecuencias que se derivan de un sistema obsoleto al que le cuesta adaptarse a nuevas formas de enseñar (aprender), a nuevos espacios y a nuevas dinámicas.
No me gusta la PDI por varias razones, pero sobre todo por el hecho de que replica exactamente el modelo anacrónico del encerado, donde un docente realiza demostraciones, pruebas o correcciones que (en alguna ocasión) el alumnado puede hacer, sólo en ocasiones y de uno en uno. “Se pueden hacer con interesantes”… dicen. Bueno… Habría que saber qué es interesante para estas personas, a lo mejor no coincide con mi “idea de interesante”.
Un modelo de escuela moderno, debe estar basado en la investigación, en el desarrollo de proyectos y en la multiplicidad de salidas de información, con un trabajo multidisciplinar, creativo y basado en la interdependencia en el que los recursos digitales son una parte importante pero no la única. No puede estar basado en un sistema centralizado (la PDI) hacia donde mira todo el alumnado que cuenta con unos ultra-cutre-mini portátiles que no pueden interactuar en esa PDI. Es la misma escuela de siempre, más molona, pero la de siempre.
Empiezan a mostrarse alternativas que tienen en cuenta los múltiples dispositivos electrónicos que estarían conectados a la pantalla sobre la que aparecen los elementos enviados desde cualquiera de los dispositivos. Lo táctil ya no estaría en la PDI sino en los dispositivos utilizados por el alumnado.
Dicho eso, cambiad PDI por aparato de TV LCD 40” + AppleTV, y cada mini-cutre-ultraportátil por un iPad.
Las posibilidades creativas son tremendas, la potenciación de la autonomía, de multiplicidad de lenguajes a usar son mucho mayores, y es que por encima sale más barato. No es el cambio a darse en el aula, pero creo que sería una apuesta distinta, no?