Todos sabemos que cuando damos una conferencia, relatorio o presentación en un evento destinado a docentes, la evaluación es algo inherente al proceso y además de necesario es muy bueno como visión externa de lo que has hecho y de como lo has hecho.
Llevo y unas cuantas ponencias, y la verdad es que todavía no me acostumbro a ello (y creo que no debería hacerlo). Por un lado porque me pone los pies en el suelo, los seres humano -y yo especialmente- tenemos la manía de creernos nuestras propias palabras sin cuestionarías, de hablar con soberbia cuando deberíamos seguir aprendiendo y de sentenciar cuando deberíamos preguntar.
Por otra parte, tengo claro que me llaman a dar charlar porque lo que digo le interesa a alguna gente con capacidad de decisión y ese poder de decisión puede pasar a estar en manos de otras personas que opinan que eso no tiene valor alguno -si el autor del “panfleto antipedagógico” y sus secuaces fuesen los que lideran el proceso formativo de este país mi forma de ver la educación sería poco menos que delito :-)-
Pero como se suele decir: “que nos quiten lo baila o”. A lo que iba… La evaluación. Es curioso que no recuerde que ninguna de las personas que me han llamado para dar una charla me haya dicho como fui visto por los participantes/oyentes salvo en Santander y sin embárgo nunca olvidaré lo que me han dicho en la UIMP tanto las compañeras y compañeros de profesión como las asesoras del ministerio que allí estaban. Eso si es FEEDBACK positivo y constructivo.
Y para terminar de redondear la faena, la directora del curso, mi jefa 🙂 Andrea Giráldez me ha hecho llegar la valoración que han hecho de mi los asistentes: 9,4 de media, la valoración más alta entre todos los ponentes del curso del UIMP. Me siento extremadamente orgulloso de haber podido tener esta experiencia y me siento en deuda con gente como Andrea, David o Mar y muchasmás personas que me han dado esta enorme oportunidad. Ojalá sigan contando conmigo y pueda seguir mostrando una forma diferente de ayudar a aprender.
La pena es que me llamen desde cientos de kilómetros y no consiga interesar a la gente con poder de decisión de por aquí, curioso, no?